JDH – Boletín Informativo Mensual Mayo 2021
Responsabilidad y Cambio
Escrito por Braulio Vargas
Cada generación enfrenta sus propios retos y desafíos y la nuestra no es una excepción. Sin necesidad de recurrir a un profundo diagnóstico y con una simple, pero atenta mirada podemos ver el panorama que debemos confrontar si queremos movernos hacia un futuro de oportunidades, de prosperidad, de paz y respeto para todos.
Sin embargo, cuando uno habla con la gente si bien parece existir un deseo de cambio, la perspectiva de este es escasa y la gente se muestra indiferente a procesos dirigidos en la dirección a otras formas de crear sociedad, y simplemente continúan viviendo según las reglas, al fin y al cabo, a si son las cosas.
Afortunadamente, cada vez es más significativa la tendencia, especialmente en los jóvenes a que, si es posible incidir positivamente en la cultura; de que si podemos hacer algo al respecto y de que, de alguna manera, actos individuales pueden generar nuevas realidades.
Evidentemente, para conseguir un cambio se requiere crear una fisura en el estado de conformidad o de resignación de la situación social que se percibe y pasar de simplemente quejarse o criticar a los agentes que alimentan injusticias o que permiten que estas sucedan a llevar acciones que reten ese estado.
Y esto se consigue elevando la consciencia de las personas mediante la educación, para que, ante la pregunta ¿De quién es la responsabilidad del cambio?, la respuesta gire de la instintiva reacción a buscar culpables externos, al individuo, a uno mismo, porque aunque podamos contemplar que, a menudo, la responsabilidad no recae sobre una persona, pues también puede hacerlo sobre el otro tipo de entes sociales o institucionales y que, además, en lo que respecta al cambio social, suele hablarse de tres frentes: la empresa, el gobierno y la ciudadanía, no es menos cierto que todo sociedad, grupo o institución, pública o privada, está compuesta por individuos.
Tal vez, si nos ponemos a pensar en términos de sí en realidad nosotros queremos cambiar individualmente, podamos encontrar quién tiene la responsabilidad del cambio. Así podremos vernos asumiendo en papel activo en los procesos civilizadores, predicando con el ejemplo y teniendo muy presente las repercusiones de nuestros actos, tanto en quienes nos rodean como en quienes están lejos de nosotros.
Y prueba de todo ello, es el proceso que con el nombre de “Derechos Humanos en la Función Policial” conduce el Sargento de la Fuerza Pública señor, Héctor Ortega Carranza, Instructor en la Academia Nacional de Policía, Sede Pococí: “En la Academia Nacional de Policía se genera la capacitación de nuestros oficiales, formando profesionales para dar el servicio de seguridad a los habitantes de Costa Rica en procura de una convivencia pacífica; mediante la disciplina y el respeto profundo hacia los derechos humanos orientamos profesionales comprometidos con la promoción y servicio en la divulgación de los mismos.
El desarrollo de profesionales de policía con una educación integral nos permite darles una serie de características desde los aspectos democráticos, civilistas y humanitarios los cuales se fundamentan en los derechos humanos y el derecho humanitario internacional.
En los procesos formativos actuales de nuestros policías, en todos sus niveles, prima un enfoque de Derechos Humanos, concebido como el conocimiento, la comprensión, el respeto y la aplicación de estos, como elementos inherentes a la dignidad de todas las personas, siguiendo principios de interdependencia e integridad, para prevenir la comisión de un delito y proteger a los habitantes, actuando con respeto, imparcialidad e igualdad, procura del respeto de los derechos y garantías de las personas.
La seguridad ciudadana atañe a la libertad, que es la esencia del desarrollo humano y garantiza los derechos humanos fundamentales que son los derechos que tienen las personas, en virtud de su humanidad común, a vivir una vida en libertad y dignidad y al libre ejercicio de sus derechos democráticos.
Siendo los derechos humanos en eje transversal en nuestra política educativa corresponde concientizar y promover su divulgación y protección por parte de nuestros oficiales.
Es en la medida que logremos la concientización en el respeto y fortalecimiento de ellos que seremos partícipes de una mejor sociedad.“
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75 actividades de educación y promoción de los Derechos Humanos.
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26896 personas alcanzadas con nuestra campaña educativa basada en la Declaración Universal de Derechos Humanos
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39 seminarios y talleres de educación en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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2973 personas educadas en los Derechos Humanos.
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499 lecciones corregidas de nuestros cursos de Derechos humanos basados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
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119 estudiantes graduados de nuestros cursos de Derechos Humanos basados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
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1766 libretos ¿Qué son los Derechos Humanos?, distribuidos.